Porque nunca se sabe

De todo cuanto he preparado, no sé nada
He estudiados tus golpes, tu forma de moverte.
Solo hay algo que no tengo claro.
Solo hay algo que no depende de mí.
Y es todo lo que va a suceder en estos próximos minutos.
Pero estoy listo.
y cuando me des te esquivaré
cuando estés desprotegido te golpearé
cuando me mires te dejaré inmovil
Porque no estoy preparado para  ganarte a ti.
Estoy preparado simplemente para ganar.
Fotografía y Texto : Montse Castillo
La Cometa Roja se traslada a: http://lacometarojademontsecastillo.wordpress.com

El mundo es un lugar terrible. Y qué?

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Voy a decirte algo que tú ya sabes, el mundo no es todo alegría y color. El mundo es un lugar terrible y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si tú no se lo impides. Ni tú, ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se gana. Si tú sabes lo que vales ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes. Y no podrás estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie, eso lo hacen los cobardes y tú no lo eres. Tú eres capaz de todo.

Fotografía: Montse Castillo /Texto: Rocky Balboa

Yo no te enseñé a pelear así

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De camino al vestuario, el pasillo se hace interminable. Solo deseo sentarme.  Mi cabeza es un nido de abejas. Apenas consigo oír la voz de mi entrenador.

–Yo no te enseñé a pelear así. ¿Qué crees que estabas haciendo?

[Silencio]

–Hemos hablado de esto una y mil veces. Si sigues así solo conseguirás acabar sonado.
–No te proteges. Te mueves sin sentido o no te mueves. Peleas con el corazón, no con la cabeza.

[Silencio]

–Te dejas machacar y las pocas veces que sacas una mano lo haces con furia pero no aciertas. Ni siquiera eres capaz de verle.
–Yo no te enseñé a pelear así…

[Silencio]
Casi no le oigo. Son muchos años cuidando de mí. Pero hoy casi no le oigo. Veo la decepción en su rostro y encojo el corazón, quizás lo único que soy capaz de mover en estos momentos. Hoy mi vida tiene peor sabor que la sangre que estoy tragando ahora de mis dientes. Ciertamente, él no me enseñó a pelear así.

–Estoy hablando contigo !

Su mano me gira bruscamente la cabeza. No hay nadie más en el vestuario. Solo él y yo. Pero siento miles de miradas gritándome lo mismo.
Sus ojos se clavan en los míos, casi cerrados por los golpes

–No tienes nada que decir…?
–Me he cansado de verte perder así…

[Silencio]

––No valgo para esto… 

[Silencio]

–Sí que vales, pero no consigo que te lo creas …

[Silencio]

––Puede que tengas razón, entrenador . Estoy cansado de equivocarme y hoy solo siento que no quiero volver a pelear…

–Descansa, chico … Hoy no es buen momento para tirar la toalla …

Fotografía y Texto : Montse Castillo

SEX, BOX & ROCK´ROLL


En el amor, y en el boxeo
todo es cuestión de distancia
Si te acercas demasiado me excito
me asusto
me obnubilo     digo tonterías
me echo a temblar
pero si estás lejos
sufro entristezco
me desvelo
y escribo poemas
Fotografia:Montse Castillo / Texto: Cristina Peri Rossi
La Cometa Roja se traslada a: http://lacometarojademontsecastillo.wordpress.com

La soledad del boxeador

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Nadie sabe mejor que un boxeador qué es la soledad. Solo al fin, único escudo de vida contra la topadora que amenaza con hacerlo papilla, quién puede decirle cómo es la noche a la hora de contar parientes ausentes, amigos esquivos, mujeres de humo o cronistas policiales devenidos en pontífices del humanismo.

No es necesario el témpano de un quirófano para hincarle las uñas a la soledad. El boxeador siempre responde al timbre cuando el banquito se esfuma, y ningún paracaidista con o sin micrófono podrá explicarle los sonidos del silencio, esos que él procesa en su interior como un líquido sin gusto mientras piensa en salvar el pellejo, ganar si puede, y conformar a los responsables del ruido, tan cómodos en la tribuna y tan lejos, tan inmensamente lejos de la soledad a secas que habita dentro del ring, a años luz de las butacas de primera fila.

Boxear tiene poco que ver con herir y mucho con ser herido, una de las formas más primitivas de comprobar que estamos vivos, que somos humanos, que se puede elegir el camino del sacrificio extremo, a veces cerca del delirio o de la ofrenda definitiva, a veces – las menos – golpeando las puertas de la gloria.

A pocos les interesa si un boxeador está fuera de peligro o si se repone para seguir luchando contra la pobreza y la marginación. A muchos les gustaría que lo enterrasen mojado con las lágrimas de diez mil cocodrilos con sangre de pato. Pero él ya pasó por ese trance. Porque sabe cómo es eso de sentirse solo.

Fotografía: Montse Castillo / Texto: Enrique Martín

Y si fuéramos inmortales

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Del amanecer de los tiempos venimos. Nos hemos movido silenciosamente a través de los siglos, viviendo muchas vidas secretas hasta completar el número de los elegidos esperando la hora del combate final. La hora ha llegado: sólo puede quedar uno…

Fotografia: Montse Castillo / Texto: “Los Inmortales”