Cuando pides un beso

Ya es noche cerrada en Oviedo, aunque el reloj diga que apenas hemos pasado de las seis de la tarde. Una pena porque, pese al frío, hoy ha sido un lunes soleado. Y yo funciono con sol, como los girasoles.

Montse me ha pedido que le envíe un beso, y yo me pregunto cómo se envían los besos. Hoy en día es fácil en extremo, con el WhatsApp, con el correo electrónico, con Facebook. ¿Cómo se hacía en otros tiempos más tranquilos?

Me puedo imaginar que hubo gente enviando besos en código Morse, escribiendo algo así como ..- -. / -… . … —

Me puedo imaginar besos enviados por paloma mensajera, o en una botella vacía de ron, desde una isla desierta, con rumbo sólo conocido por el mar.

Me puedo imaginar que se han enviado besos entre faxes de trabajo, cartas escritas a ordenador, cartas escritas a mano, cartas dictadas, cartas copiadas, cartas robadas, cartas pensadas pero nunca escritas, cartas escritas que no fueron enviadas.

Me puedo imaginar besos enviados en postales, con señales de humo, en microfilms entre espías, firmados con sangre, firmados con perfume, firmados con seudónimo, con pluma, con bolígrafo, con lápiz.

Me puedo imaginar besos corteses, tiernos, románticos, apasionados, dulces, alegres, tristes, ilusionados, ardientes, paternales, cariñosos.

El beso que yo te envío es… azul.

Fotografía y Texto: Jónatan Piedra
La Cometa Roja se traslada a: http://lacometarojademontsecastillo.wordpress.com